Mañana la televisión anunciará el
fin del mundo. Lo contemplaré desde esta vetusta ciudad que me vio nacer. Una
ciudad que vio pasar por delante de ella los metales precisos que sirvieron
para enriquecer a otras tierras. Hoy, mañana y siempre, El Vagabundo continuará
entregando narrativas al firmamento para reclamar lo que nos pertenece. Lanzaré
recados que buscarán un oído receptor que se conmueva ante lo que fue un
injusto robo. Ellos, los ingleses, arrancaron de las entrañas de las minas, nuestro
único patrimonio de esa época. No quiero excusas, quiero lo nuestro, exijo los
que nos robaron.
Mi vetusta Onuba. Una ciudad que
conoció y perdió tiempos gloriosos. Desde una ciudad que perdió su rabiosa
juventud, El Vagabundo aparece cada noche para decir que no nos damos por
vencidos porque nuestra ciudad no se da por vencida. Te habla este viejo
anacoreta de las noches sombrías para animarte a que no te des por subyugado.
Yo no me doy por rendido. Te habla El Vagabundo, no te equivoques.
Paco Morán (9-11-95)
Lo perdido siempre fue irrecuperable