No tengas prisas por llegar a
ningún sitio. Las metas suelen ser espejismos. El resultado final siempre es lo
de menos. Lo que de verdad importa es navegar y navegar. Lo que de verdad
importa es la aventura. Atrévete a dar un paso, y otro, y otro... Así días tras
días hasta llegar a la meta final de la muerte. Ese es el único límite que todos
alcanzaremos para colocarnos la medalla cuando crucemos el pórtico del
cementerio.