Ana María Jerez Cano recibió su primera comunión con
Jesús en el cielo, el 16-2-91. Fuistes un ángel en la tierra y lo sigues siendo
en el cielo, siempre estarás en nuestro corazón.
Hoy
el vagabundo ha visitado el nicho 1.536 del cementerio de Huelva. Hoy he
visitado el lugar del alivio eterno donde los seres humanos descansan en paz.
Me ha impactado la frase lapidaria del nicho de Ana. Fue un día de carnaval
cuando un sádico y cruel engendro de la sinrazón cebó toda su ira contenida
sobre este ángel. Una inocente criatura de nueve años que vio el final de su
corta vida de injusta manera. Fue un cruel cobarde y malvado quien rompió la
sonrisa de un espíritu celeste en forma de divina criatura. Un golpe inhumano
fue quien rompió la felicidad de una familia, de una ciudad.
Un
asesino se encargó de romper la ferviente alegría de nuestra ciudad, que por
aquellas fechas estaba inundada de papelillos y serpentinas. El castigo recaerá
sobre él, las alimañas se alimentarán de su cuerpo, el fuego quemará su alma.
Tardara ese día pero llegará tarde o temprano. Y mientras alcanza ese momento,
vivirá su propio infierno en la tierra. Las neuras de su cerebro no dejarán de
martillear ese oscuro recuerdo.
Ana
María Jerez Cano, recibió su primera comunión con Jesús en el cielo, el
16-2-91. Fuiste un ángel en la tierra y lo sigues siendo en el cielo. Siempre
estarás en nuestro corazón.
Paco Morán (9-3-92)
Espérame en el cielo para recitarte
este escrito