Revolotea en su exterior la
más turbulenta destreza de mujer irresistible a los ojos de quienes la miran
con admiración. Su cabello, como su personalidad, emula a las olas de un mar
embravecido por un epicentro que agitan sus olas. Su pisar provoca el pánico y
la incertidumbre de quienes en la costa de la distancia, observan con
admiración sus movimientos de cadera.
Ella, como cualquier mujer,
pero sobre todo ella, podría ser la princesa del más encantador de los bosques.
Un príncipe solitario buscará a la bella dama para hacerla soberana del más
encantador de los boscajes. La buscará para hacerla protagonista del más
fascinante de los cuentos.
Ella, en los círculos más
cerrados, reparte sin interés sus risas acompañada de una gran dosis de
simpatía, prueba significativa de la felicidad que parece invadir su mundo. ¿Hacia
dónde camina? ¿Hacia qué posada se dirigirá? ¿A quien entregará su eterna
sonrisa? ¿Quién será el afortunado que la poseerá para siempre?
Preguntas
sin respuestas que buscarán al final de los tiempos una razón de ser para una
mujer, que desde su más coqueta ternura, entrega cada día lo mejor de sí misma.
Paco Morán
(1-6-2003)
Tus rizos perdurarán siempre como
símbolo de un grato recuerdo