Hoy
El Vagabundo os promete que estará a disposición de quien lo quiera atender
bajo los auspicios de la esperanza. Hoy los mejores mecánicos psicológicos me
han puesto a punto, me han afinado. Tenía un motor algo nervioso, ya sabes, tengo
a veces demasiada exigencia conmigo. Como bien sabéis, en la hora de la
derrota, es inútil andar con rodeos. No suelo ir enseñando calificaciones
benevolentes a quien no las merece. La verdad, es que alguien no sabe que para
mí una frase complicada siempre suele ser trascendental. Bien sabes que en la
radio de El Vagabundo la palabra complicada prevalece sobre la buena y la
música. Conoces bien por experiencia, que antepongo siempre lo complicado a lo
sencillo.
Siempre
aquí, en este tiempo de radio, vamos a encontrar el cuadro habitual. Desde
luego, amigo mío, para el que tiene fino oído,
todo lo percibe cuando realiza un mínimo ejercicio de imaginación. Pero
hoy más que nunca, El Vagabundo quiere exponerte algo grave que probablemente has
podido vivir en esta jornada de prisas y agobios. No hablamos, no amamos, no
congeniamos, no sonreímos. Es que ni tan siquiera nos paramos un instante para
hacer el amor. La distancia entre los seres humanos se extiende cada vez más. Hoy
aún puedes estar a tiempo de acercarte al ser que te da cobijo. Ahora es el
momento de buscar calor a través de un simple intercambio de palabras, o tal
vez, con una ligera sonrisa.
Si después de todo el día en
la calle, te has ido a casa sin hablar con nadie, debes preocuparte, porque estás
ante un grave problema que podría incomunicarte. Si no has mezclado tu voz con
la de otros seres humanos, tu situación comienza a ser delicada. Si en una
ciudad como la nuestra, no has tenido la ocasión de hablar con algunos de sus
145.000 habitantes, si hoy en la vetusta Onuba no has dado la mano a
cualquiera, tu final se aproxima. Tu ostracismo te persigue como tu
indiscutible sombra. Sí estás en la
primera línea del sueño y has vivido lo que acabas de oír, salta de la cama
como un resorte y habla con El Vagabundo. Creo que aún estoy en disposición de
salvarte.
Paco Morán
(6-9-95)
Hablamos poco en la vida y luego dicen que nos engañan