Como el mejor trapecista del
mundo me tiro al vacío desde este micrófono para buscar el suelo del infinito.
Y lo haré sin luz. Tan solo apoyándome en las sombras nocturnas. Me arrojo
desde las alturas, sin red, sin trampa ni cartón. Me precipito cada madrugada
para ejecutar ante tu capacidad acústica, el triple salto mortal y la doble
pirueta con tirabuzón incluido.
En estas tres horas de radio corro
el riesgo de estrellarme contra el suelo o contra tus ganas de no querer oírme.
Corro el riesgo de que apagues la radio y yo me caiga desde lo más alto
estrellándome contra los bajos índices de audiencia. Si lo haces, si apagas la
radio, llegaré a derrumbarme en el barrizal del ostracismo.
Pero de todas formas, ocurra
lo que ocurra, aceptaré tu decisión. Si no lo haces, si no tiras del enchufe,
te voy a dar a cambio un poco de emoción para tu vida monótona y aburrida. Hoy,
mañana o dentro de un siglo, continuaré corriendo el peligro desde el trapecio
de la radio de El Vagabundo. Desde allí, me lanzaré al vacío cuando la luna
domine el espacio de lo desconocido.
Paco Morán (1-7-94)
La noche
es capaz de descubrir los secretos más íntimos